Cuando el guardia cerro la puerta, divisé una ventana y la abrí. El sol se filtro entre las rejas de la pequeña abertura y pude apreciar la única cosa que se encontraba en la habitación: una pintura naranja. El cuadro estaba pintado en la pared y representaba con formas abstractas una ciudad. La pintura resaltaba sobre la pared negra, pero lo que más me llamo la atención fue el brillo que emanaba el sol que iluminaba los pequeños edificios, era tan real que podía sentir un poco de calor a medida que me acercaba -
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