Me internaron en una clínica psiquiatrica (en otras palabras: un loquero). Decían que había perdido la cabeza sólo por tener alucinaciones. Veía a un perro que me perseguía, también veía a un pequeño duende verde acompañado con su amiga el hada celeste. Adonde iba ellos estaban, me acompañaban al supermercado, al videoclub, al trabajo, al baño, en conclusión, a todos lados. Yo disfrutaba su compañia, era un hombre solitario. Mi familia se preocupaba por mi soledad, siempre preguntaban que me pasaba, entonces un día les respondí y les conté de mis alucinaciones. Ahí no más mi madre llamó a su psicóloga (también era psiquiatra) para que me internaran urgente.
El día que entré en la clínica me sentí muy sólo. La psiquiatra me analisó y me medicó. Me derivaron al pabellón 7 de la "Clínica de Psiquiatría de la Pequeña Ciudad" y llevaron mis ropas a la habitación 5. Cuando entré al cuarto habían dos camas, elegí la que se encontraba más cercana a la ventana, pues soy un poco claustofóbico. Mi compañero llegó, él tenía una enfermedad extraña, sólo me acuerdo que no paraba de hablar, se llamaba José. Nos hicimos amigos, fue la primera persona en creer que existía el perro, el duendecillo y el hada.
Luego de cuatro semanas de tomar mi medicación, me visitó mi hermana. Fue muy amable conmigo, me llevó una foto de mi sobrino recién nacido. Ella me notó mejor, en ese mes había progresado mucho: mis alucinaciones ya no hablaban, eran menos reales y yo me empezaba a socializar con la gente. Mi compañero, José, también había mejorado, ya no hablaba tanto ni tan rápido.
A las seis semanas me enamoré. Hacía poco que había entrado una mujer que sólo tocaba el piano, no hablaba. En las tardes nos sentabamos delante del piano a tocar juntos hasta la hora de la cena, y en las noches nos escapabamos de nuestros cuartos para estar solos.
Después de un año de internación salí a las calles. Las alucinaciones habían desaparecido, ya podía escuchar sólo a mi conciencia. Ella salió un mes después y seguimos juntos por el camino de la vida para envejecer juntos.
~Ailu Flores
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